Thursday, October 28, 2010

Cómo sería...


Foto: Encanto de la luz de las montañas. Evocador y aún por descubrir. Por German Murillo ©

No. No es que lo desee. Ni que esté anunciando el apocalípsis. Sólo que pienso en qué tan preparados estamos para llevar una vida más o menos normal si de repente desaparecieran los computadores. No siendo tan extremo, si un día se cortara el fluído eléctrico y agotáramos la batería del portátil. Qué tan desconocido sería ese nuevo universo en el que deberíamos movernos y aprender a sobrevivir de manera repentina.

Por supuesto, este tema no tiene ninguna validez en los pequeños pueblos de mi país ni en las pequeñas ciudades. Casi que ni en las grandes. Tampoco en la mayoría de pueblos del gran continente africano o del vasto y antiguo continente asiático, exceptuando claro, la guardería en donde nacen y crecen los nuevos juguetes tecnológicos; ni tampoco en la mayoría casi despoblada del continente austral o las miles y miles de islas del Pacífico. Para decirlo mejor, este pensamiento sólo podría causar pánico a quienes viven en uno de los rincones tecnológicos de avanzada, no tanto si han vivido mucho; más  afecta a las nuevas generaciones, entre más nuevas más vulnerables de sufrir hasta límites desconocidos el tener que afrontar un mundo sin pantallas de computadores o procesadores electrónicos.

Un mundo en el que toque ser un ente social, interactuando con personas en carne y hueso, hablando directamente a cada una de ellas expresando emociones sin ayuda de los emos imagino que debe ser una pesadilla para cualquier jovencito de hoy. Volver a reunirse con la familia en torno a un televisor en el que todos tienen que ver el mismo programa y comentarlo, con la familia! Debe sonar raro. Y qué tal el hecho de no poder consultar esas inquietudes tan íntimas en internet, donde existe la opción de preguntarle a un desconocido sobre los temas que marcan la adolescencia, sin apenarse, porque se tienen interlocutores anónimos, que nunca nos va a ver; ahora tocaría hablarlo con los padres, los amigos o los hermanos. Se podría sobrevivir a esa ráfaga de vergüenzas? La fobia que pueden producir los lugares abiertos se sumarían a los desequilibrios de la nueva jóven sociedad, jugar en un parque, patear un balón en frente de la casa de un compañero de colegio, qué cosa más extraña debe ser.

Estaríamos preparados para volver a vivir en un mundo real? Preparados para volver a pasar la páginas de un libro oliendo a tinta recientemente puesta sobre el papel blanco y brillante que sostiene fotos impresas o tener la certeza que nuestra memoria no sería ya capaz de recordar el número de teléfono de casa, teniendo la necesidad de volver a la operadora que levanta el teléfono de campana para pedirle que me comunique con mi hermana o mi ex-jefe. Claro, ya no habrían jefes porque sin computadores no habrían habilidades para desempeñar oficios.

Más que añorar el tiempo en que dibujaba con un lápiz sobre un papel es el desconsuelo por no ejercer esa habilidad. Hace años nos sentábamos con mis amigos a pensar quienes serían las personas más importantes para salvar en una situación catastrófica en la que no hubiera muchas sillas disponibles. Y la conclusión lógica era que artistas y artesanos serían quienes podrían salvar a las pocas personas encargadas de preservar la especie humana. Los más experimentados ingenieros, economistas y abogados con altos estudios y títulos sonoros no estaban entre aquellos a quienes se podría encargar la esperanza de la especie. Por el contrario, los sembradores, los carpinteros, los aventureros que conocen las montañas, los que pueden hacer un barco con un tronco de arbol caído, los contadores de historias o la señora que sabe cómo hacer un desayuno sin horno microondas serían los salvadores. Pero lo curioso es que hoy, en tiempos de los complejos ordenadores, esas reflexiones no cambian su conclusión. Sólo que a la lista de menos capacitados para sobrevivir se suman los genios de la computadora y los campeones del Wii.

Pero como decía, no es que lo desee ni que piense que va a pasar. Steve Jobs no permitirá que alguien más tome el control y salve a la humanidad. Yo únicamente quería mostrar mi más reciente foto hecha desde mi balcón, sólo que no encontraba el lector de la tarjeta de memoria digital. Y pensé.

Ver la Foto: http://www.flickr.com/photos/23817399@N08/5123469363/


 

Fotografía de Germán Murillo © Todos los derechos reservados.

Thursday, October 14, 2010

Un día con muchas buenas nuevas



Foto: "Mi bellísima esposa Nellyreth en el sofá azul", por German Murillo ©


Qué buenos que son esos días en que hay muchas cosas que pueden por sí mismas hacer un día de esos que sentimos que se salvan, esos que nos hacen acostarnos con la sonrisa de haber aprovechado ese único día que ya se fue. 

Treinta y tres mineros rescatados del fondo de la mina en Chile, suceso sin precedentes que termina por darle esperanza al desarrollo de la humanidad al darse cuenta del esfuerzo tan gigantesco que hicieron tantas personas para salvar treinta y tres vidas de personas humildes. El evento además de mayor solidaridad medido en el número de personas que vieron la transmisión en directo por televisión, porque en su mayoría eran motivados por la plegaria lejana y en minoría por el morbo que despierta el ver a alguien que pone en peligro la vida. Motivo de emoción en este día, las cosas pueden cambiar, las personas se pueden acercar, personas comunes y corrientes, como yo, podemos mejorar el mundo.

Mi principal medio de difusión, mi sitio web, parece estar cercano a salir a la luz, luego de un muy largo tiempo de estar en la sombra, buscando por la mano que la rescatara del desprograme y la pudiera hacer realidad, si es que las cosas en la red son reales, pero que va a ser mi vehículo para avanzar en mi carrera y en mi vida, mi nueva misma vida. Vida ahora deliciosamente compartida con mi bellísima esposa.

Y es que la fotografía que hice de ella, era la prueba de nuestro nuevo equipo de iluminación, que se convertirá en adelante en uno de nuestros juguetes favoritos, de esos que uno tiene frente al sofá, les consigue aditamentos, les sacude el polvo, juega con ellos y los lleva de paseo con uno. Pronto vendrá el resto de equipo que nos permitirá ser más versátiles en nuestra fotografía.

Pero eso aún no es todo. Otro motivo que hace este día especial es el haber terminado mi segundo libro de este año, El Día de Cristal, con fotografías de Charlyn Hare, Claudia López, Darryl Tait, Nellyreth Durango y mías propias. Este es un proyecto que pretende mostrar las fotografías que nuestros amigos hicieron en los días de nuestra boda en los hermosísimos paisajes de las montañas Ozark en el estado de Arkansas, así como de Thorncrown Chapel, edificio considerado como uno de los más bellos del mundo para celebraciones de fé. Los textos son de Nellyreth, mi esposa, quien detalló en su diario las emociones de ese proceso desconocido para todo soltero como es el casarse. El Día de Cristal se puede ver en el link de abajo, y así mismo se puede ordenar.

Si, hay días especiales, incluso para mí que estoy convencido que un día es epecial de por sí, porque si lo vemos es porque estamos vivos, y que si hacemos las cosas bien nuestros días van a salir bien y la gente que está a nuestro lado sentirá esas ganas de hacer las cosas bien. Casi todos los seres humanos nos dejamos contagiar de emociones. Es simple pero funciona y así, luego de compartir buenas noticias podremos acostarnos con la sonrisa en los labios. Personas comunes y corrientes habremos empezado a mejorar el mundo. 

El Día de Cristal http://www.blurb.com/books/1651463


Fotografía de Germán Murillo © Todos los derechos reservados.